
Estaba en ese momento en el centro sanitario donde aporto mi experiencia, y frente a un matrimonio que tenía en el despacho, con los que estaba intercambiando ideas sobre su hija, la luz desapareció, fue una anomalía poco corriente, pero de tarde en tarde, especialmente por las obras, nos abandona, para volvernos acompañar en poco tiempo. En esta ocasión seguimos hablando, y con la luz que traspasa los ventanales que ilumina un despacho normal, nos mantuvimos con luz, y así lo hicimos hasta el final. Terminada la consulta, era la última, salimos del despacho, y nos sorprendió la presencia de luz, no obstante, se trataba de la luz de emergencia de las que ciertas construcciones disponen, entre ellas la nuestra, y pensé que el problema se había resuelto, hasta que me di cuenta que se trataba de las de emergencia, y que además el resto de personal del centro se sentía inquieto, porque no se trataba de algo corriente. Las primeras noticias a través de la radio fueron surgiendo, no dando especial énfasis al hecho, y comentando que se podía tratar de un ciberataque, o de alguna avería que se podía resolver pronto.
Así acudí a mi casa al atardecer, y la realidad es que, aunque esperada, me emocionó la capacidad cívica de la totalidad de la población, de la madurez con la que respondió, pues a pesar de ignorar las circunstancias del hecho, realmente complejo por la trascendencia a todos los niveles, la totalidad de los ciudadanos, se manifestaban con plena serenidad, deambulaban con tranquilidad, no se escuchaban protestas discusiones o imprudencia alguna, todo era colaboración ciudadana, hasta algunos individuos se situaban en los cruces para facilitar el tránsito; vehículos con velocidad lenta, personas tranquilas, comunicativas y solidarias, “ir a tal lugar que disponen de linternas, velas, fuego de camping…” se comentaba, y de esta forma se daba una comunicación ejemplar.
Obviamente la repercusión fue notoria, comercios, bares y restaurantes con muchos productos congelados, hoteles, hostales, centros comerciales… no preparados para cobrar en efectivo, escuché a un señor decir que, “había ido a más de siete hoteles y había tenido que dormir en un centro público, porque disponiendo de efectivo, nadie le cobraba”. A esto hay que añadir la red de fábricas, o industrias de todo tipo, especialmente aquellas que necesitan de un tiempo para calentarse. Los efectos fueron muchos, complejos, y en ocasiones imposibles de superar, los ascensores, con personas encerradas, en el momento del apagón y después, muchas personas con limitaciones quedaron a oscuras y en su casa, y otras necesitadas de electricidad para respirar, se arreglaron luchando por la búsqueda de pilas. Las linternas y las radios, junto a la solidaridad, el entendimiento y la comprensión ciudadana, fueron las grandes protagonistas de esta situación.
Pero esto ha de tener una explicación, en estos momentos acabo de leer que Alemania dispone de una red eléctrica, que hace imposible cualquier fallo, entiendo que se trate de una exageración, la obra del hombre como él mismo, es finita e imperfecta, por lo que yo diría que esa aseveración es exagerada, pero lo dicen, y además lo razonan. Sin entender más que lo que nos explican y con ciertas limitaciones, parece que la esencia es ensamblar el mix productor de electricidad, con el consumidor, y que además la red transportadora pertenece al gobierno, y a la presidenta de REE la he escuchado que disponemos de la mejor red, a la vez que afirma que el problema no es la red. Si esto es así, estará en la construcción del mix, cuya carga ha de vehicularse por la red, que a su vez dispone de varias estación pera su regulación. También parece que hace meses se había constatado, que podría presentarse un apagón, se habían observado ciclos de carga alternativos, unos más intensos, y otros menos, y que denunciarían una situación inquietante.
Escribo esto el día cinco a la cinco de la mañana, y pienso que hay muchos expertos, que observo que se reúnen alrededor de la mesa con muchos papeles, supongo que estos estarán cargados de detalles inteligentes, que describirán lo sucedido, y no impresiona desde fuera que sea difícil saber, qué es lo que ha ocurrido. La administración ha de ser diligente, además de informada, y ante un caso de estos, con tantas y penosas consecuencias sociales, debe por lo menos situarse a la altura de la población a la que sirven, no caben dilaciones paseando carpetas, y si algún ¡experto! está donde no debe, tiene que abandonar, la responsabilidad de un comportamiento ético, responsable y respetuoso con el pueblo, es esencial, además de vital, no se puede esperar más, ¡si ignoran váyanse y fórmense!
Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2025
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